lunes, 1 de diciembre de 2014

SILLA VACÍA POR CORRUPCION: UNA HERRAMIENTA ÚTIL

Silla vacía por corrupción: una herramienta útil

(Tiempo estimado: 5 - 9 minutos)
El congreso

Miguel Antonio GalvisDentro de la reforma de “equilibrio de poderes” hay una iniciativa que puede resultar beneficiosa: aplicar el castigo de la “silla vacía” a los delitos de corrupción. ¿De dónde viene la idea y qué ventajas tendría el aprobarla? 

Miguel Antonio Galvis*

La figura

La figura de la “silla vacía” fue adoptada en virtud del Acto legislativo 01 de 2009, como una medida para sancionar a los partidos políticos que tenían vínculos con grupos al margen de la ley (parapolítica) o con el narcotráfico.
Este mecanismo dejó atrás el argumento -  desgastado y cómplice- de la responsabilidad penal individual y estableció la responsabilidad política de los partidos y sus directivos por avalar a personas con nexos con aquellas organizaciones o empresas criminales.
Por eso, en el Congreso elegido para el período 2010-2014 quedaron vacías 5 curules por vínculos con parapolítica. En el Senado fueron 4: las de Piedad Zuccardi, Dilian Francisca Toro, Fuad Rapag (Partido de la U) y Javier Cáceres (Partido Cambio Radical); y en la Cámara fue una: la de Carlos E. Escobar (Partido Liberal).
El castigo de la silla vació hizo que los partidos políticos no pudieran reemplazar a los judicializados. Antes de eso, las renuncias o inhabilitaciones de un congresista, por cualquier motivo, sencillamente daban pie al ingreso del candidato siguiente dentro de su lista.   
La Representante Angélica Lozano
La Representante Angélica Lozano.
Foto: Concejo de Bogotá

Contra la corrupción

La propuesta que hoy cursa en el Congreso, incluida en el proyecto conocido como “equilibrio de poderes”, quiere usar esta figura en contra de la colonización de la actividad política por parte de contratistas e inversionistas privados que han convertido a las administraciones municipales y departamentales en verdaderos botines, y a las campañas electorales en irracionales y absurdos ríos de dinero.
Para hacerse a una idea del poder de la corrupción, basta recordar a un famoso político y narcotraficante vallecaucano, con un amplio conocimiento de las dos actividades, quien declaro sin tapujos que "la plata que deja una alcaldía no la deja un embarque".
Por eso en este acto legislativo se propone aplicar la figura de la silla vacía para los elegidos que resulten condenados por delitos contra la administración pública, es decir, por peculado, concusión, cohecho, celebración indebida de contratos, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, prevaricato y abusos de autoridad, de conformidad con el Código Penal.

Antecedentes del proyecto

Sin embargo, esta idea no es totalmente nueva, y se le pueden reconocer por lo menos los siguientes antecedentes:
1. El proyecto de acto legislativo 02 de 2013 (Senado), que presentó el partido Alianza Social Independiente (ASI), liderado por el senador Marco Aníbal Avirama y el representante  Juan Manuel Valdez, que resultó archivado porque el gobierno Santos I no le dio respaldo.
2. La escena de la entonces concejal (hoy representante a la Cámara por Bogotá) Angélica Lozano, en mayo de 2013, cuando puso una cinta amarilla con la leyenda de “peligro” en la curul del concejal del Partido Verde José Juan Rodríguez, cuando este fue detenido por sus nexos con el carrusel de la contratación en Bogotá. También el concejal William Moreno propuso la silla vacía para los corruptos. Y en el segundo semestre de ese año, la concejal Angélica Lozano repitió el ritual cuando fueron capturados los concejales Orlando Parada y Andrés Camacho Casado del Partido de la U.
3. En acto de adhesión a la campaña del presidente-candidato Santos, antes de la primera vuelta electoral, el Partido ASI le entregó públicamente el proyecto de silla vacía por corrupción para que fuera impulsado en el Congreso en su segundo mandato.
4. En la mesa de trabajo legislativo entre el gobierno y el Partido Alianza Verde se acordó incluir y dar prioridad a la figura de la silla vacía por corrupción.  
El Senador por la Alianza Social Independiente, Marco Aníbal Avirama
El Senador por la Alianza Social Independiente, Marco Aníbal Avirama.
Foto: Congreso de la República de Colombia

En la actual legislatura

Pero la realidad política colombiana es cambiante, y mientras en la legislatura del año pasado no se incluyó el proyecto, en la legislatura actual se ha radicado por lo menos tres proyectos que contemplan esta figura:
1. El Senador Mauricio Lizcano, del Partido de la U, radicó un proyecto idéntico al que el partido AIS había presentado un año atrás (el proyecto de acto legislativo 011 de 2014 para el Senado)
2. Los representantes a la Cámara por Bogotá Angélica Lozano (Alianza Verde), Germán Navas y Alirio Uribe (Polo Democrático Alternativo) presentaron un proyecto similar a los dos anteriores (el proyecto de acto legislativo 06 de 2014).
3. Los ministros del Interior, Juan Fernando Cristo, y de Justicia y el Derecho, Yesid Reyes Alvarado, presentaron este 3 de septiembre el proyecto denominado “Equilibrio de Poderes y Reajuste Institucional” donde se incluye la silla vacía por corrupción (codificado como proyecto de acto legislativo 18 de 2014).
El senador Marco Aníbal Avirama manifestó que su partido decidió no radicar nuevamente el proyecto de 2013 pues el gobierno nacional lo incluyó en el de equilibrio de poderes, lo cual demuestra que el presidente quiere cumplir su compromiso público con la AIS durante  su campaña por la reelección.

El debate sobre los alcances

Hoy existe un consenso en el Congreso sobre la creación de esta figura, pero no hay acuerdo sobre el alcance que debe darse a la misma. Los debates parlamentarios se han referido hasta ahora a este asunto, porque existen cuatro posibles castigos aplicables:
1. Que las sillas queden vacías por el resto del período de congresistas, diputados, concejales y ediles vinculados a procesos penales por delitos contra la administración pública.
2. Que los partidos no puedan presentar terna para reemplazar a los gobernadores y alcaldes que sean vinculados penalmente por estos mismos delitos.
3. Que los partidos no puedan presentar candidatos a Alcaldías o Gobernaciones para el siguiente período ordinario (tampoco si hay elecciones atípicas) cuando su elegido sea vinculado a un proceso penal por delitos contra la administración pública.
4. Que los partidos no puedan presentar listas a las Juntas Administradoras Locales, Concejos, Asambleas o Cámara de Representantes para el siguiente período ordinario cuando alguno de sus elegidos a esas corporaciones sea condenado por delitos contra la administración pública.
Durante los tres primeros debates (de los ocho que deben darse en el Congreso) se ha dado la discusión sobre el primer tipo de castigos, pero es fácil prever que en los debates que faltan podrían incluir las otras tres sanciones.

Un mensaje claro

Le corresponde al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y a la coalición de la Unidad Nacional enviarle un mensaje claro a la sociedad colombiana al definir el alcance de esta figura contra el flagelo de la corrupción.
Hasta ahora, tenemos la versión más ligera (algunos la pueden llamar “cosmética” o superficial) de la medida. Esta sin duda será un avance en la lucha contra la corrupción, pero si se trata de recuperar la política como el vehículo legítimo para la acción ciudadana en beneficio del interés colectivo, hay que profundizarla.
Lo que se pretende con estas medidas es que los directivos de los partidos se responsabilicen por las acciones de sus elegidos y se corrija la actual impunidad sobre la responsabilidad política por los delitos de corrupción.
Como en el caso de la parapolítica, necesitamos que los partidos miren con más cuidado la trayectoria de cada uno de sus avalados, que averigüen quiénes son sus financiadores y que se preocupen por hacerles seguimiento a sus gobiernos.
Esta estrategia puede ser efectiva para que la clase política mande un mensaje esperanzador a la ciudadanía, que cada vez se muestra más incrédula porque ve la política como algo manejado por intereses oscuros y muy lejano del interés colectivo.
Hace algunos días, el Jurado Nacional de Elecciones de Perú (organismo electoral equivalente al Consejo Nacional Electoral en Colombia) instó al Congreso de ese país para  aprobar la silla vacía por corrupción, y en la exposición de motivos argumentó que en Colombia ya existía y está dando excelentes resultados.
Hoy esperamos que el Congreso de Colombia apruebe primero y con más alcances esta figura legal. Como dijo el senador Avirama, los proyectos de ley no tienen dueño y una vez se hacen públicos lo mejor que les puede pasar es que muchos los hagan suyos para que  lograr su materialización.

* Consultor y analista político del Instituto de Pensamiento Étnico, Social y Político, IPESP.

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