jueves, 8 de agosto de 2013

¿El gobierno de la paz y del recorte del pluralismo político?

Por Miguel Antonio Galvis*
Quienes nos consideramos demócratas y progresistas, aun sin hacer parte de la coalición de gobierno, hemos apoyado en diferentes momentos al gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, en particular cuando:
*      Reconoció la existencia del conflicto armado interno en nuestro país, pues siempre hemos creído en la salida negociada del conflicto colombiano.
*      Radicó en el Congreso de la República el proyecto de ley que reconoció la obligación de reparar a las víctimas del conflicto armado interno y llevar a cabo la restitución de las tierras despojadas por los violentos.
*    Conocimos que el gobierno había iniciado diálogos con  las FARC y que se instalaría una mesa de diálogo en la Habana.
*    Hoy cuando sabemos que han construido un acuerdo histórico sobre el primer punto de la agenda: El Desarrollo Agrario Integral y la reivindicación del campesinado como sector social excluido y marginado.
Con toda seguridad, lo seguiremos acompañando cuando se conozcan los acuerdos sobre el segundo punto “la participación política”; el tercer punto, sobre “el fin del conflicto”; el cuarto punto, sobre “solución al problema de las drogas ilícitas”; y el quinto punto, sobre “las víctimas”.
Finalmente, también acompañaremos con un apoyo decidido e incondicional el mecanismo de refrendación ciudadana que surja desde la mesa de la Habana y con el apoyo de todas las fuerzas vivas y la institucionalidad democrática; pues esta es nuestra obligación histórica, para con las actuales y futuras generaciones de colombianos y colombianas que por fin podrán vivir la construcción de una paz estable y duradera, durante las próximas décadas.
Esos logros, sin duda caracterizarán al del Presidente Santos, como el gobierno de la paz, que seguramente lo catapultarán en las páginas de la historia de Colombia con gran lustre y reconocimiento.
Así como hoy reconozco al César y a Dios lo que a cada uno le corresponde, es necesario decir que este gobierno puede pasar a la historia también, como el gobierno que eliminó el pluralismo político, recortó la democracia participativa, y no tuvo la voluntad política para garantizar los derechos de las minorías políticas y las minorías étnicas en las próximas elecciones de Congreso del 2.014.
Son tres los hechos puntuales que caracterizan el recorte democrático y afectan el pluralismo consagrado en la Constitución Política de 1991:
1.    El recorte a los derechos de los partidos de minorías étnicas, para presentar listas a esas circunscripciones especiales. Afectan a los partidos: Autoridades Indígenas de Colombia, AICO, y Alianza Social Independiente, ASI, con una trayectoria histórica importante en el escenario político colombiano.
2.    El incremento del umbral electoral del 2% al 3%, que pone en peligro de desaparecer a los partidos de las minorías políticas, entre ellos: Polo Democrático Alternativo, PDA, Movimiento MIRA y Partido Verde.
3.    La eliminación de la curul de minorías políticas en la Cámara de Representantes, para darle una nueva curul a los colombianos en el exterior. Soy partidario de incrementar el número de las curules a los colombianos en el exterior, pero no acosta de recortar los derechos de las minorías políticas.
Así las cosas, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos puede resultar responsable del regreso al BIPARTIDISMO, principal condición de exclusión y generación de violencia insurgente en Colombia, hoy cuando se pretende terminar el conflicto.
Es contradictorio que por una parte se pretenda terminar el conflicto armado interno, y por otra se quiera volver a una de las situaciones que lo ha causado, porque fueron justamente la exclusión política y la hegemonía bipartidista las que motivaron los levantamientos en armas de la población en las décadas de los 50s, 60s y 70s.
Por otra parte, es paradójico el mensaje que se envía a la comunidad internacional y a la opinión pública, las reformas políticas en Colombia traen como consecuencia que los partidos que representan la transparencia, la renovación y el cambio de las costumbres políticas, son los que se encuentran hoy en riesgo de desaparecer. Mientras que los partidos responsables de los grandes saqueos a la administración pública y los partidos responsables de la parapolítica, sobrevivirán y se mantendrán incólumes. Puede decirse que la renovación política y la depuración de las prácticas clientelistas y corruptas va en la dirección equivocada.
Hoy cuando en la mesa de la Habana se inicia la discusión del tema de la participación política, sería conveniente conocer cuál es la posición del Gobierno y de las FARC sobre el pluralismo político, la existencia y el respeto a los derechos de las minorías, y su papel en la construcción de un acuerdo para una paz estable y duradera.
* Director Ejecutivo, Instituto de pensamiento Étnico, Social y Político, IPESP.

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